Muerte de Morelos
En medio de penalidades se promulgó en Apatzingan, el 22 de octubre de 1814, el Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana. Morelos cayó prisionero el 5 de noviembre de 1815. Trasladado a la cárcel de la Inquisición de la Ciudad de México y sometido al doble juicio eclesiástico-inquisitorial. En San Cristóbal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815 fue fusilado “el hombre más extraordinario que había producido la revolución”, al decir del historiador Lucas Alamán. Con la muerte de Morelos, las divisiones en el bando insurgente se multiplicaron y Calleja pudo reducirlos a guerrillas dispersas. El frente realista recuperó muchas plazas, pero no logró la pacificación del territorio, en cuyos caminos asolaban los bandoleros. Privaba, por tanto, el malestar a pesar de que Calleja, desde 1815, había logrado reanimar la producción en los sectores económicos.
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